In memoriam Laura Luelmo

“In memoriam” de Laura Luelmo y otras 972 mujeres asesinadas (estadísticas oficiales)[1] en nuestro país desde 2003

 

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Basta ya!

Es el grito y la indignación que nos desborda a muchas personas estos días. El caso viene de lejos, aunque vayamos tomando conciencia de su insoportable trascendencia desde hace unos años y 2018 haya sido un punto de inflexión en el avance del feminismo como movimiento globalizador.

La violencia machista es un tremendo problema de salud pública, fruto de una sociedad patriarcal que cosifica a las mujeres y ofrece patente de corso a los hombres para configurar el lugar que cada cual ocupa en la historia. No es soportable una desigualdad tan grande que obliga a las mujeres a vivir con temor y autocensurados sus derechos como personas, si no quieren ser maltratadas o señaladas de mil maneras por querer ser ellas mismas.

Los asesinatos son la parte más dolorosa y cruel de esta injusticia, pero existen otras formas de opresión menos llamativas pero igualmente eficaces para conseguir el objetivo de subordinar a la mitad de la población. El maltrato físico y psicológico, las diferencias salariales, la imposición de la doble jornada, la dificultad de acceso a puestos directivos, la falta de igualdad de oportunidades vitales…

Las mujeres llevan toda la historia reivindicándose y desde finales del siglo XIX con un movimiento cada vez más potente, solidario y combativo. En el camino van coincidiendo cada vez más hombres que no quieren un modelo patriarcal, conscientes de que la lucha de las mujeres por liberarse de esa posición subsidiaria, nos liberará a todos para construir conjuntamente una relación fraternal e igualitaria.

El machismo es un problema de los hombres que sufren las mujeres, por eso es importante que más voces masculinas hagan patente su indignación y expresen su rechazo a la violencia machista. Que se alcen cientos de voces para arrinconar a los violentos. Y además está el día a día de las relaciones entre hombres y mujeres donde tiene que imperar el buen trato y el reparto igualitario de tareas domésticas y está la educación no sexista de niños y niñas en el ámbito familiar y escolar, y están los grupos de amigos, donde la tolerancia con los macro y micro machismos debe ser cero y está el combate político contra posiciones intolerables de la ultraderecha y los partidos que han despreciado durante tantos años las políticas contra la violencia de género, por más que ahora, envueltos en una hipócrita indignación, pretendan colar su cadena perpetua o su defensa de la familia tradicional como soluciones a esta lacra.

Por último, hay que exigir a los poderes públicos un compromiso firme contra la violencia machista y que los programas que defiendan a las mujeres de morir a manos de los violentos se doten de financiación adecuada y se forme a la judicatura, a la policía, a los profesionales sanitarios, al profesorado…

Acabar con la violencia machista es tarea de toda la ciudadanía y en cualquier ámbito. Solo así mejorará la salud física, psicológica y social de la población.

Mirar la vida con los ojos de las mujeres no es una opción, es un compromiso ineludible de justicia y valor para construir otro mundo.

 

Basta de violencia machista

 

ACDESA-PV   diciembre 2018



[1] El caso de Laura no entra en las estadísticas oficiales de violencia de género por no haber sido asesinada por compañero sentimental. Por lo que el número de feminicidios en España es más elevado

 

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